Dentro
del gran rebaño de ovejas domesticadas y su mundo de ilusión e ignorancia, lleno
de elementos superficiales, podemos encontrar dos grupos básicos de individuos:
los que han conseguido el éxito de tipo económico y llevan una vida
superficial, agitada y dominada por la superación material-personal, con lujos,
ostentaciones y placeres caros; y en el otro lado, los que no han conseguido el
éxito económico y llevan una vida rutinaria, ordinaria, austera, modesta y en
la gran mayoría de los casos, también superficial.
Los
que se encuentran en el primer grupo, viven llenos de deseos que van
satisfaciendo poco a poco, de emociones fuertes y de motivos materiales
cautivantes. Son dependientes en extremo de dichos elementos superficiales para
sentirse felices y para que sus vidas tengan sentido. Los que se encuentran en
el segundo grupo, viven con muchos deseos insatisfechos, y les gustaría que sus
vidas fuesen más dinámicas a partir de las emociones fuertes y de los motivos
cautivantes.
Una
vida superficial, agitada y dominada por la superación material-personal, se
convierte en causa de sufrimiento porque la persona se vuelve insaciable y
quiere cada vez más riqueza, comodidad y placeres, lo cual le roba la paz, la
tranquilidad y le impide encontrar valor en las cosas sencillas. Además, por el ritmo de vida tan agitada, debe
sacrificar cosas tan valiosas como tiempo de calidad con su familia.
Una
vida rutinaria, ordinaria, austera y modesta, se convierte en causa de
sufrimiento porque la persona puede experimentar mucha frustración y apatía.
A
fin de cuentas, todos los miembros del gran rebaño de ovejas domesticadas (la
inmensa mayoría de la humanidad), tanto los exitosos económicamente como los no
exitosos, sufren debido al enorme apego que van desarrollando a lo largo de sus
vidas con los bienes exteriores, es decir, los bienes materiales-personales. Aquí
podemos encontrar la principal causa
de dolor y sufrimiento de todos ellos.
El
anterior y breve análisis, es el producto de la simple aplicación de los
principios básicos de la Sabiduría Antigua.
Ahora,
para hacer el correspondiente contraste, quiero hablar de las causas del bienestar espiritual para
los profesionales de la Fe Trascendental y del Supervivencialismo Espiritual
Extremo, o lo que es lo mismo, para los profesionales del Espiritualismo Ético.
Regresando
nada más por un momento con el gran rebaño de ovejas domesticadas, es un hecho incuestionable que todas ellas
requieren de motivos exteriores (inclusive la fe primitiva o el primitivismo espiritual,
es un motivo exterior y superficial) para guiar sus vidas, para trazar sus
planes y objetivos, y para visualizar el horizonte. En ese sentido, los
profesionales de la Fe Trascendental (recordemos, aquella fe al servicio del Yo
Superior o Tríada: inteligencia inegoísta, intuición y voluntad espiritual;
mientras que la fe primitiva se encuentra al servicio del cuaternario:
instintos, emociones, deseos, inteligencia egoísta y calculadora), también
necesitamos de los motivos para trazar un horizonte claro, nítido y virtuoso.
Más correctamente, de un solo motivo que ilumina el camino hacia el objetivo madre,
motivo de motivos, motivo primordial y superior, motivo que motiva el
desarrollo de la vida interior, un motivo que no altera el aspecto exterior de
nuestras vidas porque ellas continúan con su aparente cotidianidad.
Las
ovejas domesticadas del gran rebaño que han alcanzado el éxito económico son
impulsadas por motivos sumamente ambiciosos y reciben elogios y el
reconocimiento social y mediático. Su capacidad para ser exitosos es apreciada
como una enorme cualidad que los diferencia del resto. Pero por más ambiciosos
que sean dichos motivos, siguen siendo los motivos típicos del gran rebaño de
los primitivos espirituales (lujo, comodidad, placeres, estatus,
reconocimiento).
El
gran motivo de los espiritualistas éticos o profesionales de la Fe Trascendental,
es un motivo mucho más ambicioso por ejemplo, que ser el primer terrícola en
pisar suelo marciano, que ser el físico teórico que logre unificar las teorías
de la relatividad general y la de la mecánica cuántica, que ser la persona más
rica del mundo según la revista Fortune para lo cual se requieren de unos 80
mil millones de dólares, que ser el ganador de un premio nobel de física, de
economía o de medicina, que ser el mejor jugador de fútbol de toda la historia.
Claro, dicho motivo es muy diferente a los motivos típicos del mundo de ilusión
e ignorancia del gran rebaño de ovejas domesticadas, asociados a la posesión de
bienes materiales-personales. El motivo más grandioso, elocuente, virtuoso,
ambicioso y cautivante en términos absolutos para el ser humano, es la
obtención de la Unión Divina y su respectivo estadio existencial de plenitud.
Pero solamente los profesionales de la Fe Trascendental y del
Supervivencialismo Espiritual Extremo, podrán alcanzar la Unión Divina y así
concretizar tan maravilloso motivo. Dichos profesionales deben trabajar 16
horas al día los 365 días del año, como exterminadores de deseos, de emociones
fuertes y de motivos materiales-personales, o lo que es similar, como
exterminadores de apegos con los bienes exteriores. Por cada hora de trabajo reciben un pago en
especie que consiste en méritos necesarios para concretizar el ascenso a tan
maravilloso estadio existencial.
El
deseo más grande y maravilloso de todos, es no desear nada del mundo de ilusión
e ignorancia lleno de elementos superficiales. La emoción más fuerte de todas,
es cuando alcanzamos un gran bienestar espiritual sin necesidad de emociones.
Uno de los motivos más cautivantes de todos, es romper la dependencia con los
motivos materiales-personales. Con esta heráldica, el profesional de la Fe
Trascendental será capaz de alcanzar la Unión Divina, el supremo objetivo del
desenvolvimiento espiritual, y logrará eludir el estadio existencial carencial.
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