ORACIONES DEL CRISTIANISMO MÍSTICO

domingo, 22 de mayo de 2011

Hombre Pequeño vs. Hombre Grande

"El hombre pequeño se apasiona y se complace con sus objetivos materiales-personales, ese es su techo; mientras tanto, el hombre grande, realmente grande y trascendental, se apasiona y se complace con sus objetivos ascéticos-espirituales, y por lo tanto, nunca encontrará un techo que lo limite". Esta frase es de mi autoría, y me sirve de introducción para retomar el tema de la lealtad que todo ser humano, en algún momento de su vida (no muy tarde por supuesto), debe entregársela a uno de los dos amos posibles: la virtud y el perfeccionamiento espiritual, o el placer y la comodidad. Si escoge sabiamente, se inclinará obviamente por la primera opción, y si se compromete con seriedad y empieza su trabajo de desempeño espiritual, con método y con disciplina, habrá ingresado a la tribu de equilibristas espirituales.

Debo confesarles algo: soy un hombre que quedó marcado por la depresión sicológica, la cual me acompañó desde adolescente. A pesar de que fui un estudiante de secundaria excelente, debido a una gran crisis depresiva reprobé un año. Mis padres no tuvieron la capacidad de detectar mi enfermedad y ni yo mismo era consciente. En los años 70 y principios de los 80, en mi país Costa Rica no existía tanta información médica y científica como la que existe hoy, ni tampoco la facilidad para obtenerla. Mucho menos fármacos antidepresivos tan efectivos y relativamente inocuos como los de hoy en día. De tal manera que ante tal amenaza, fui una persona muy afectada y muy vulnerable. La depresión me sumió en una crisis muy severa durante mis primeros cuatro años en la universidad, en los que ni pude encontrar la carrera universitaria adecuada, ni tampoco pude tener un desempeño académico decente. Me refugié en la afición por la música rock y pop(sin drogas por fortuna)y traté de superar mis complejos con las mujeres. En el 85 murió mi padre de un infarto fulminante en mi casa a las 6 de la mañana, justo cuando yo estaba mejorando un poco mi estado anímico y cuando estaba forjando una relación muy bonita de amistad con él. Mi madre era ama de casa, le quedó una floja pensión, yo era el único de mis hermanos que quedaba en la casa, así que tuve que empezar a trabajar y a estudiar en las noches. Para conseguir trabajo, tuve que matricularme en la carrera de administración. A mis 22 años estaba haciendo trabajos que no me gustaban y estudiando una carrera que tampoco me gustaba. Y como uno es bueno únicamente en aquello para lo que siente pasión, fui un estudiante y un trabajador mediocre, y eso me condenó a ser un hombre con una condición económica precaria. Hoy día, a mis 47 años soy un agente de seguros con 6 años de experiencia, tratando de abrirse camino en un mercado que recién se abrió a la competencia. Como conclusión de todo lo anterior: Estoy ubicado en la clase media baja, así de fácil! Pero tal situación, lejos de ser una dificultad o una amenaza, se ha constituido en una gran fortaleza y oportunidad para mi perfeccionamiento espiritual y para mi carrera de Equilibrista Espiritual (EE)! Sí, porque qué fácil llamarse EE cuando se vive con un gran nivel de comodidad. Qué hipócrita afirmar que tu amo es la virtud y el desenvolvimiento espiritual cuando pasas todo el día metido en tu trabajo, en tus ingresos y en tus posesiones, cuando disfrutas la comodidad de un auto de lujo. No señor, el perfeccionamiento espiritual tiene que doler! Es decir, tiene que haber un cierto grado de pobreza material voluntaria, porque de lo contrario, tu amo es la comodidad y la vanidad.

En mi caso particular, mi relativa pobreza material no fue producto de un acto deliberado de desprendimiento de cosas, sino del efecto de la depresión desde mi adolescencia hasta mis 34 años cuando empecé a tratar mi enfermedad con antidepresivos (Antes de eso, estuve varios años en psicoterapia, pero a pesar de mi esfuerzo, no me resultó efectiva para combatir la depresión). Pero lo importante y meritorio, es que a pesar de que yo experimento cierta frustración desde el punto de vista de mi adelanto material y profesional, he tomado mi situación como todo un desafío y una gran oportunidad para romper con los condicionamientos materiales y avanzar en mi desempeño espiritual, para no depender de la comodidad, para no echar de menos las cosas materiales que no poseo, sino más bien, para demostrarme a mí mismo y a mi Poder Superior, que mi lealtad es hacia Él y hacia la virtud y el perfeccionamiento espiritual.

Las casas grandes y elegantes, los autos de lujo, los viajes de placer al extranjero, los colegios y escuelas privadas elitistas, los compromisos sociales opulentos y exhibicionistas, los restaurantes exclusivos, y un montón de bienes y servicios más, todos superficiales, no pueden formar parte de la vida de un equilibrista espiritual (EE), ya que de lo contrario, su amo sería el placer y la comodidad. La vida de un EE tiene que estar caracterizada por la austeridad y por un cierto grado de ascetismo, reflejado en el amor a la humanidad, en la vocación al servicio.

Termino esta entrada con la siguiente frase de Albert Eisntein: "La comodidad y la felicidad nunca me han parecido una meta. Esas bases éticas me parecen los ideales del rebaño de cerdos...Las metas comunes del esfuerzo humano -obtener posesiones, éxito exterior y lujo- siempre me han parecido despreciables, desde que era muy joven".