ORACIONES DEL CRISTIANISMO MÍSTICO

lunes, 11 de agosto de 2014

La Espiritualidad Ética y nociones de escatología

De acuerdo con el diccionario que tengo en mis manos, escatología es el conjunto de creencias y doctrinas relacionadas con el destino último del hombre y del universo. Normalmente es considerada una rama de la teología cristiana, sin embargo puede aplicarse a cualquier religión o doctrina relacionada con la trascendencia del plano material al plano espiritual. Así por ejemplo, cuando pensamos en la salvación o en la vida eterna (religión cristiana) y en la reencarnación (religión y/o sabiduría oriental), estamos entrando en el campo de la escatología.
En la religión cristiana, la salvación se logra básicamente a través de la fe (la aceptación de Jesús como el hijo de Dios que encarnó en hombre para salvar al mundo). Pero de acuerdo con la Sabiduría Universal, la fe por sí sola no es suficiente para tener acceso a la Unión Divina (supervivencia espiritual, vida eterna, salvación), sino que además es imperativo el conocimiento de los principios de dicha sabiduría y su respectivo aprovechamiento, de tal manera que la persona pueda liberarse del deseo y de la materia a través de una voluntad clarificada y comprometida con el perfeccionamiento del Yo Superior.
Dicho conocimiento podemos llamarlo "gnosis" o Fe Trascendetal. La Fe Trascendental es la fe al servicio de la voluntad espiritual (Atma) y de la inteligencia inegoísta (Manas). Por el contrario, la fe mundana u ordinaria, es la fe al servicio de la personalidad egoísta y de la mente calculadora.
Desde el punto de vista de la sabiduría universal y su conocimiento ancestral acerca de la naturaleza septenaria del ser humano y de la naturaleza transitoria de las cosas,  una sola vida no es suficiente para lograr la evolución espiritual requerida para aspirar a la Unión Divina, ya que la dependencia con las pasiones, con los deseos, con las emociones fuertes y con los motivos materiales-personales es extremadamente poderosa, y representa una fuerza incontenible que se apodera de nuestra personalidad desde la niñez. Por esta razón, en la sabiduría universal se considera que la reencarnación es una de las posibles formas que existen para prolongar el tiempo y el espacio requeridos para dicha evolución espiritual.
Sin embargo, existen otras opciones escatológicas que pueden deducirse de los  grandes principios de la sabiduría universal, como por ejemplo, la evolución del alma separada del cuerpo en estadios existenciales carenciales, en los que las almas  -aún dominadas por su inteligencia egoísta y calculadora- experimentarán determinados grados de precariedad existencial que eventualmente les permitirá adquirir el suficiente grado de evolución para aspirar a la Unión Divina (que es el estadio existencial de plenitud). 
Si estamos totalmente de acuerdo, que en una eventual vida eterna o supervivencia espiritual, por definición no existirán las necesidades de ningún tipo, ni el deseo, ni los apegos con los bienes exteriores, ni los motivos, ni las emociones ni los placeres, ¿no te parece lo más lógico y coherente, que en esta vida terrenal efímera conformada a partir de espejismos y de cosas ilusorias (desde el punto de vista temporal, espacial y de la naturaleza del átomo, todos los bienes exteriores o bienes materiales-personales son virtualmente inexistentes), debemos practicar un estilo de vida lo más cercano posible a ese estadio existencial de plenitud que nos aguarda? ¿No será más bien una condición indispensable para tener derecho a la Unión Divina y para eludir el estadio existencial carencial? 


miércoles, 28 de mayo de 2014

El Espiritualismo Ético y los gurús, los genios y los virtuosos

A menudo encontramos en los medios de información, anuncios que invitan al público a participar en conferencias o seminarios impartidos por expertos muy renombrados y que debido a una moda que empezó no hace muchos años, son llamados “gurús”. Se me ocurre entonces por decir un nombre, el Dr. Paz, “el gurú de la auto ayuda y la motivación”, o el Master  Henderson, “el gurú de las ventas al detalle”, o el catedrático Reyes Ruiz, “el gurú de las ciencias gerenciales”, etc.  En el diccionario que tengo a mano, gurú significa director espiritual o jefe religioso. Me parece que quienes iniciaron la costumbre de denominar gurú a un experto sumamente reconocido, obedece a un deseo de sobredimensionar sus cualidades principalmente para efectos mercantiles, atribuyéndole a esa persona algo así como un don especial de carácter mágico o místico, de tal manera que tiene la capacidad de influir en forma elocuente en sus seguidores o simpatizantes, de transformar sus vidas o de potenciar tangiblemente sus destrezas, para el logro de objetivos materiales-personales.  
También es importante considerar que en el ámbito de la superación material-personal, existen diferentes tipos de personas virtuosas, según su profesión. Tenemos a los virtuosos del balón, del violín, del contorsionismo, etc. Sin embargo, aunque se trate de los y las mejores futbolistas, músicos y contorsionistas del mundo, y aunque han  tenido una voluntad férrea para dominar un arte o una técnica, tienen un común denominador con el resto de mortales: son personas dominadas por el deseo, por los placeres, por la vanidad y por los apegos con los bienes exteriores. Es decir, a pesar de sus  destrezas extraordinarias -que dependiendo de la popularidad de la actividad que desarrollan pueden llevarlos a convertirse en súper  estrellas-  pertenecen al gran rebaño de ovejas domesticadas cultural y religiosamente. Lo mismo aplica por supuesto, para los llamados gurús y para cualquier persona que sea considerada un genio de cualquier campo del conocimiento científico o tecnológico.
Los aspirantes espirituales debemos apreciar un elemento común en todas las personas que son consideradas gurús,  genios o que son virtuosas en una determinada actividad artística, deportiva o de cualquier otra índole: me refiero a la pasión con la que se entregan a su trabajo. Una pasión igual o mayor aún, es la que requerimos los artesanos del Yo Superior para transformarnos en personas virtuosas en el dominio de nuestra personalidad egoísta.
En la medida que vayamos adquiriendo cierto dominio sobre la personalidad (o sobre el yo inferior o el kama manas), podremos irnos liberando poco a poco  de la condición tan deplorable de ovejas domesticadas, ya que en esa misma medida iremos adquiriendo un relativo grado de libertad en relación con la materia y el deseo. En el contexto de la Sabiduría Universal, virtuoso es aquel que logra dominar su personalidad para convertirse en instrumento de Dios para hacer el bien y en un exterminador o depredador de deseos. Y es muy oportuno indicar en este punto, que dicho dominio  lo alcanzaremos con base en una planificación estratégica de tipo espiritual; con base en la Fe Trascendental (la fe al servicio del Yo Superior y no al servicio del yo inferior); con base en el conocimiento y la aplicación de los principios y herramientas de la Sabiduría Universal; con base en una voluntad clarificada y espiritual; con base en un estilo de vida totalmente consecuente con la Ética Espiritual.
Por otro lado, tengo la certeza de que en el mercado de expositores  y conferencistas internacionales, nunca vamos a encontrar un gurú en el dominio de su personalidad egoísta (es decir, dominador de los deseos, de los placeres, de los motivos, de los apegos, de las pasiones mundanas, de su vanidad, de su carácter). Primero, porque dicha profesión es tan compleja, tan difícil, y requiere de un sacrificio tan monumental (prácticamente de carácter ascético), que no es sino hasta en la etapa madura de la vida, que una persona puede empezar a vislumbrar cierto progreso que lejos de causarle satisfacción, aumenta su humildad, ya que ha logrado adquirir una mayor comprensión de  la magnitud de la misión que se ha impuesto. En consecuencia, nadie puede llegar a tener el suficiente grado de dominio sobre su yo inferior o kama manas, como para que merezca ser llamado un gurú en dicha disciplina (que es sagrada). Segundo, porque el tema de la ruptura con la personalidad (es decir, con el deseo y con la materia) no tiene clientela ni acogida ni aceptación en el mundo del gran rebaño de ovejas domesticadas. No es un campo de estudio y de ejercitación espiritual/volitiva atractivo para la gran masa adicta a los bienes materiales-personales y consumidora de dogmas. En ese sentido,  se requieren de atributos excepcionales (quizás innatos) para iniciar el camino del aspirante espiritual y para identificarse plenamente con  la misión de Fe Trascendental, cuya definición indiqué anteriormente: Trabajar como instrumento de Dios para hacer el Bien y como exterminador de deseos, 16 horas al día 365 días al año.

Existen líderes o guías espirituales  tales como Osho, Sri Sri Ravi Shankar, Ghandi, el Papa, el Dalai Lama, etc. Sin embargo, me reservo el derecho de dudar acerca del nivel de dominio que tienen ellos sobre sus propias personalidades egoístas. Por lo tanto, previendo que quizás no tengan los atributos necesarios para ser verdaderos líderes espirituales (esto que afirmo, en el contexto de la Sabiduría Universal, libre de los dogmas), uno tiene que tratar de ser su propio gurú en materia de dominio de la personalidad egoísta y en materia de la aplicación de los principios de la Sabiduría Universal. Uno tiene que ser su propio genio al hacer meditación trascendental y experimentar la libertad absoluta.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Los artesanos de su Yo Superior y el ejercicio de higiene espiritual

En las congregaciones de los Artesanos de su Yo Superior, tenemos un protocolo para iniciar las sesiones de estudio, reflexión y terapia grupal. Empezamos invocando la Misión y la Visión de la Fe Trascendental. Misión: Trabajar como instrumento de Dios para hacer el bien y como exterminador de deseos 16 horas al día 365 días al año, lo cual implica trascender nuestra personalidad a través de una planificación estratégica llamada la Espiritualidad Ética. Visión: alcanzar la Unión Divina, es decir, el estadio existencial de plenitud, y eludir el estadio existencial carencial, en el que las almas experimentarán diferentes grados de precariedad existencial. El protocolo continúa con la pronunciación en voz alta y en grupo de la siguiente heráldica: “Si partimos del hecho de que en una eventual vida eterna no existen las necesidades de ningún tipo, ni los placeres, ni los apegos con los bienes exteriores (materiales-personales), ni los motivos ni tampoco los  deseos, entonces  pareciera ser lo más lógico y sensato que en esta vida terrenal tengamos la obligación de practicar un estilo de vida lo más cercano posible a ese estadio existencial que nos aguarda. Es más, la práctica de ese estilo de vida es una condición indispensable e imperativa para tener derecho a la supervivencia espiritual”. Como tercer paso del protocolo, tenemos que invocar la siguiente norma: “Hay que vivir con una parte de la mente puesta en el mundo material-sensorial, y con la otra parte en el mundo espiritual y del no deseo”. Luego de los anteriores pasos, procedemos con la meditación trascendental llamada “Ejercicio de Higiene Espiritual”. Dicho ejercicio inicia con un discurso básico que nos sirve de guía para alcanzar posteriormente, un alto nivel de concentración y devoción a todos los artesanos que aspiramos a ser personas virtuosas en el dominio de la personalidad egoísta.  El discurso básico es el siguiente:
En este momento me arranco todos mis deseos, y la gran necesidad que yo tengo de emociones fuertes y de motivos materiales-personales cautivantes, como principales medios para sentirme feliz, entusiasmado, motivado, para estar convencido en cuanto a que la vida tiene una razón de ser sólida; y declaro y decreto mi libertad absoluta en relación con todos estos elementos superficiales del mundo de ilusión e ignorancia del gran rebaño de las ovejas domesticadas.
Yo no soy una oveja domesticada, yo soy un profesional de la Fe Trascendental que trabaja 16 horas al día 365 días al año cumpliendo con la Misión, y por cada hora de trabajo recibo una paga: La posibilidad de experimentar una indescriptible y maravillosa autorrealización de tipo espiritual, y el reconocimiento de pequeñas cantidades de méritos que son fundamentales para aspirar a la Unión Divina. De hecho, solamente los supervivencialistas espirituales extremos podremos utilizar esta vida como medio para aspirar a la Unión Divina.
En este mismo instante mi alma está libre de agentes tóxicos, de agentes contaminantes, y puedo experimentar un enorme bienestar que no depende de la posesión de un determinado bien, que no está condicionado por ningún apego con los bienes exteriores (materiales-personales), sino que es un bienestar se deriva directamente de la libertad absoluta que ya mismo estoy disfrutando en relación con la materia y el deseo. Es un bienestar que no requiere nada de lo que está más allá de mi yo interior, y que provoca que mi Yo Superior sea muchísimo más preponderante que mi yo inferior. Es un bienestar absoluto, porque no está condicionado por ninguna cosa del mundo material y de deseos.
Una vez finalizado este discurso básico, deberíamos estar en condición de lograr durante algunos minutos, una experiencia mística fuerte y profunda basada en la libertad absoluta en relación con la materia y el deseo.
Luego de la meditación trascendental sustentada en el ejercicio de higiene espiritual, los artesanos procedemos con las sesiones de estudio, reflexión y terapia grupal.