ORACIONES DEL CRISTIANISMO MÍSTICO

domingo, 3 de marzo de 2013

El Espiritualismo Ético y el Fundamento de la Incondicionalidad


El total de defunciones por año en el mundo entero es de aproximadamente 370 millones de personas (incluyendo todas las causas de muerte). Tenemos entonces 370 millones de almas -que si creemos en un Poder Superior y en una vida posterior a la muerte- deberían tener un destino o un propósito divino. En ese gran grupo de muertos, hay personas de todas las religiones y sectas existentes, ateos, personas de fe independiente, personas de las diferentes escuelas esotéricas, personas indiferentes ante el tema, las que simplemente no tienen tiempo para su dimensión espiritual, etc. En términos muy simples y cándidos, uno pensaría que la tarea que tiene Dios año tras año, de escoger cuales almas tienen el mérito para acceder a la Unión Divina, es muy compleja y enmarañada, dada tanta diversidad de creencias, dogmas e ideas. ¿Podríamos nosotros, desde nuestra humilde, mortal y limitadísima condición humana, conocer los criterios que utilizaría Dios para seleccionar entre esos 370 millones de muertos por año, aquellas almas que tienen el mérito para acceder a la Unión Divina o por lo menos a un nivel de mayor cercanía con ésta? Por supuesto que sí: Aquellos que pertenecen a la Iglesia del Fundamento de la Incondicionalidad son las almas que pueden aspirar a alcanzar la Unión Divina, ese es el CRITERIO. No se trata por supuesto de una iglesia como tal, sino que es una manera de incluir en un grupo virtual, a todas aquellas personas que gracias a su conocimiento de la sabiduría antigua y de la doctrina esotérica, han logrado hacer del Principio de la Incondicionalidad su estilo de vida, es decir, han logrado superar la etapa primitiva de depender de los motivos, los deseos y las emociones para encontrarle sentido a la vida, y han sido capaces de experimentar con frecuencia un gran bienestar derivado de sus ideas,  principios y objetivos espirituales (es decir, han alcanzado la Auto Trascendencia). Los miembros de esta iglesia, también son fieles cumplidores del Principio del Perfecto Orden Divino, cuyo autor es San Agustín de Hipona, el gran filósofo medieval. Dicho principio, derivado de las disciplinas filosóficas de la metafísica y la ontología, dispone amar ordenadamente las cosas conforme su grado de perfeccionamiento espiritual, y no preferir lo material a lo espiritual, ni lo efímero a lo eterno, ni lo cómodo y placentero a lo virtuoso, es decir, se trata de un principio totalmente consecuente con el Principio de la Incondicionalidad y con  la Auto Trascendencia. Los miembros de esta iglesia iconoclasta, también llevan  un estilo de vida basado en corrientes de la filosofía clásica como por ejemplo, el ascetismo, el estoicismo, la apatía y la ataraxia, que en esencia, propugnan por una vida libre de apegos con los bienes exteriores, de austeridad, de servicio. No puede faltar en el arsenal de los incondicionalistas, el sustento de la ética universal atemporal. Y existen todavía más instrumentos que conforman el marco filosófico-espiritual de los incondicionalistas, que mencionaré en la próxima publicación. Todos ellos, a fin de cuentas, lo que hacen es expandir sus conciencias y pensamientos.


Tenemos incertidumbre con respecto a nuestro destino escatológico. Primero, porque podemos dudar si existe, aunque el espiritualismo metafísico enuncia que el entendimiento y la voluntad, al tener facultades inorgánicas, son indiscutiblemente substancias espirituales y por tanto, eternas.   Segundo, y esto es lo más importante, porque no sabemos exactamente cuáles son los méritos para ascender a un estadio existencial superior. En última instancia, acceder a la Unión Divina es una misión individual, y cada persona verá si se atiene a los dogmas de su respectiva religión, secta o iglesia, o si decide investigar y reflexionar mucho más en cuanto a este tema capital. Nadie puede estar seguro de que alcanzará la vida eterna. Bajo el supuesto de que existiera la posibilidad de saber el resultado de la apuesta, ¿Existe alguna persona que apostaría su propia vida a que tiene garantizado el acceso a la Unión Divina? Y al existir incertidumbre, existe un riesgo, el riesgo de quedar fuera de un estadio existencial de plenitud.


Entonces: ¿Existe vida después de la muerte? Es muy posible. Bajo la óptica del espiritualismo metafísico no cabe duda.


¿Se obtiene gratuitamente, con solo creer en una religión y practicar algunos de sus preceptos? Difícilmente algo tan valioso puede ser obtenido con un desempeño básico y mediocre.


¿Se requiere de un trabajo espiritual sobresaliente, que supere las mismas expectativas de Dios? Parece ser lo más lógico y razonable, desde el punto de vista de la planificación, del emprendedurismo, de la ética universal, de la pansofía  y de la superación personal ascética- espiritual.


¿Cómo son los méritos para ese desempeño sobresaliente? Remitirse a lo dicho anteriormente, sobre la Iglesia del Fundamento de la Incondionalidad.