¿Qué significa la
palabra gnosis o nosis (sin g al
principio)? Según el diccionario Pequeño Larousse, y en el contexto del
esoterismo serio, clásico, es el saber absoluto, o al menos un saber superior
al saber vulgar. Para efectos nuestros, es un saber superior al común, al
vulgar, al del gran rebaño de ovejas domesticadas cultural y religiosamente. Es
un saber que trasciende o que va mucho más allá del mundo de ilusión e
ignorancia del gran rebaño, que vale la pena señalar, es un mundo mediocre cuyo
sustento es la posesión y disfrute de elementos superficiales, es decir, bienes
exteriores, o que también podemos llamar bienes materiales y personales.
Ética y espiritualidad
son los dos componentes de nuestro Yo Superior, y son intrínsecos, son inmanentes.
Sin embargo, en el mundo del rebaño de ovejas domesticadas -y hago la
aclaración de que en este mundo meto a todas las religiones y sus diferentes
ramificaciones- no vemos esa fusión, sino que contrariamente, las personas son incoherentes
entre sus convicciones religiosas y lo que evidencian cotidianamente en su modo
de actuar ético. Hay algunas excepciones por supuesto.
¿Qué vamos a entender
por espiritualidad? Una substancia es espiritual cuando posee facultades
inorgánicas, y las dos facultades inorgánicas del alma son: el entendimiento y
la voluntad. En este sentido, el desarrollo de la espiritualidad se logra con los
siguientes elementos: El conocimiento de los principios de la sabiduría antigua y de la filosofía
clásica, una voluntad clarificada comprometida con el perfeccionamiento
espiritual, y una fe que sea trascendental y no superficial.
¿Y qué vamos a entender
por ética? Aquélla ética universal atemporal, es decir, la ética virtuosa,
inspirada en valores y ejercida en virtudes. Una ética constituida por valores
que trasciendan los valores específicos de una determinada época y que
converjan en principios comunes e inherentes a todo ser humano, más allá de su
raza, cultura o credo. ¿Cuáles son los valores supremos de la ética? Son tres:
la justicia, la bondad y la belleza. Todo lo que hacemos en la vida tiene que
reflejar esos tres valores. Por otro lado, las principales virtudes, llamadas
cardinales son las siguientes: la templanza, la fortaleza, la prudencia y la
tolerancia.
Seguidamente
conoceremos los fundamentos de la espiritualidad ética, los cuales tienen como
fin que podamos experimentar la libertad absoluta y la autorrealización como
seres espirituales:
El primero de estos
fundamentos, es el carácter ilusorio o de espejismo de todos los bienes
materiales y hasta personales. Veamos de qué se trata:
En términos de
temporalidad, espacialidad y naturaleza atómica, los seres humanos y todos los
bienes materiales que nos rodean, son virtualmente inexistentes o bien,
prácticamente la nada. Y voy a explicarles con sólidos argumentos el porqué de
la anterior aseveración.
En términos de
temporalidad, porque el universo tiene 14 mil millones de años de existencia,
mientras que un ser humano difícilmente supera una vida de 80-85 años. Por lo
tanto resulta obvio preguntarse, ¿Qué es una vida promedio de 80 años comparada
con la edad del universo? Bueno, prácticamente nada.
Luego, en términos de
espacialidad, porque la galaxia más lejana conocida se encuentra a 13 mil 200
millones de años luz de la Tierra (imagine entonces ud la cantidad de millones
de millones de millones de millones de kilómetros que hay viajando a la
velocidad de la luz durante 13 mil 200 millones de años, y no olvidar que la
luz viaja a 300 mil kilómetros por segundo), y en contraste, la Tierra tiene un
insignificante diámetro de tan solo 13000 kilómetros. Es decir, nuestro planeta, los humanos y
todos los bienes materiales que hay en ella, en términos de espacialidad, somos
virtualmente inexistentes.
Y he aquí lo más
elocuente de todo: En términos de naturaleza atómica, nuestra madre Tierra y
quienes la habitamos y destruimos, somos prácticamente nada, porque el
99.999999 % del volumen de un átomo es espacio vacío: Si el espacio de los
átomos se pudiera suprimir, toda la humanidad cabría en un terrón de azúcar,
repito, en un terrón de azúcar. Otra comparación increíble: Si un núcleo de un
átomo fuera del tamaño de una bola de boliche, los electrones estarían flotando
en órbita a una distancia de unos 18 kilómetros, y los electrones serían del
tamaño de la puntita de un alfiler. Y por si todo esto fuera poco, existen
distancias similares entre un átomo y otro. Los espacios son tan amplios entre
los electrones y el núcleo, y entre un núcleo de un átomo y otro, que en
realidad el 99.9999999 % de todo lo que creemos ver como sólido, en realidad es
transparente, ¡Es una mera ilusión! ¡Un simple espejismo! Otra comparación
elocuente: Si imaginamos el núcleo de un átomo del tamaño de una pelota de
fútbol, entonces el electrón más cercano estaría orbitando a un kilómetro de
distancia. En conclusión, la solidez de la materia es una mera ilusión creada
por los campos eléctricos que a su vez, son creados por las partículas
subatómicas.
El segundo fundamento
de la espiritualidad ética, es la planificación estratégica para alcanzar
nuestros objetivos espirituales. En este sentido, la Misión que tiene un
hombre o una mujer de Fe Trascendental, es la siguiente: Trabajar como
instrumento de Dios para hacer el Bien, y como exterminador de todo tipo de
deseo, 16 horas al día, 365 días al año. Lo anterior implica que tienes que
trascender tu personalidad egoísta a través de una planificación estratégica llamada espiritualidad ética.
Es importante en este
momento, definir lo que es la Fe Trascendental:
Es la fe que está al servicio de
tu Yo Superior (el cual incluye la inteligencia inegoísta y la voluntad
clarificada espiritual). En contraste, la fe ordinaria es la fe al servicio de
tu personalidad egoísta (que se compone de tu mente de deseos y calculadora).
Bien, ya vimos la
misión. Ahora conoceremos la Visión: La visión consiste en conquistar la
Unión Divina (que es el estadio existencial de plenitud), y en eludir el
estadio existencial carencial, en el que las almas experimentarán diferentes
grados de precariedad existencial.
Ahora quiero mostrarles
un ejercicio muy útil, el ejercicio de higiene espiritual: En este
momento me arranco todos mis deseos insatisfechos, la necesidad de emociones
fuertes y de motivos materiales como principales medios para sentirme feliz,
entusiasmado, para sentir que la vida tiene una razón de ser, y declaro y
proclamo mi libertad en relación con
todos estos elementos superficiales del mundo de ilusión e ignorancia del gran
rebaño de ovejas domesticadas. Yo no soy una oveja domesticada, soy un
profesional de la Fe Trascendental que trabaja 16 horas al día cumpliendo con
mi misión, y por cada hora de trabajo, recibo una paga: la autorrealización como ser espiritual y el
reconocimiento de pequeñas cantidades de méritos, indispensables para aspirar a
la Unión Divina. En este momento experimento un enorme bienestar que no está
condicionado por mis deseos, por los bienes que yo tenga, porque casualmente es
ese desapego con todo lo exterior, lo que me provoca este maravilloso
bienestar. En este momento soy libre porque nada material puede condicionarme. Es un bienestar que se sustenta en sí mismo, que
brota de las entrañas de mi voz interior y se manifiesta plenamente en mi Yo
Superior; es la misma autorrealización como hombre de Fe Trascendental, es la
misma libertad absoluta, la que no está condicionada por ningún bien ilusorio,
por ningún espejismo terrenal. En este momento mi alma está libre de agentes
tóxicos, contaminantes.
Ya hemos visto los
primeros dos fundamentos de la espiritualidad ética. Recordemos. El primero de
ellos, es el carácter ilusorio o de espejismo de todos los bienes materiales y
personales. El segundo fundamento, es la planificación estratégica para
alcanzar nuestros objetivos espirituales. El tercer fundamento de la
espiritualidad ética, tiene que ver con la razón de ser del sufrimiento: Tratemos
de contestar una pregunta extremadamente importante: ¿Cuál es la razón de ser
del sufrimiento? . . . Si los males,
dolores y sufrimientos carecieran de una auténtica razón de ser, la existencia
humana sería una miseria indescriptible. Afortunadamente, sí existe esa razón
de ser primordial. Lo explico de inmediato: Las situaciones de sufrimiento que
se presentan en mi vida no son fines en sí mismos, no son simplemente pruebas
para para llorar, para lamentar, para arrepentimiento, para la autocompasión y
para madurar y esperar que el tiempo
sane las heridas. Las situaciones de sufrimiento son MEDIOS para perfeccionar
nuestro Yo Espiritual y para incrementar nuestra libertad en relación con los
deseos y apegos. Para ello, tengo que considerar que para cualquier evento
perjudicial o doloroso que se presente en mi vida, siempre podré encontrar un
millón de eventos aún más trágicos y nefastos en el universo de sufrimientos.
Razón de sobra para darle a mi Poder Superior un agradecimiento por tener
compasión conmigo y librarme de una amenaza o de una pérdida material o
personal aún mucho más grande. Un agradecimiento de fe de este tipo, nos brinda
la oportunidad de producir méritos ascéticos-espirituales -que antes del evento
en mención- no existían, no contábamos con ellos, pero que ahora pasan a
engrosar nuestro acervo de méritos, los cuales son necesarios para aspirar a la
Unión Divina. Además, y muy importante, el agradecimiento nos permite comprobar
el progreso que hemos logrado como hombres o mujeres de fe trascendental, si en
realidad estamos logrando un avance en nuestro noble objetivo de ser libres de
los deseos. Y por si todo lo anterior fuese poco, nos brinda grandes dosis de
autorrealización como seres espirituales.
La primera barrera
protectora contra los males, dolores y sufrimientos, es el Principio de la
Ausencia Total de Deseos (elemento central y fundamental de la sabiduría
antigua, del esoterismo y por supuesto, de la espiritualidad ética). Pero como
una sola vida no basta para erradicar la adicción crónica con los deseos, y
siempre nos quedarán muchos de ellos, la segunda barrera protectora es justamente,
el agradecimiento de fe trascendental que acabo de explicar.
Para concluir esta
presentación, una última consideración en relación con la gnosis de la espiritualidad
ética: ¿Por qué la prosperidad espiritual y la prosperidad material son
excluyentes entre sí? ¿Y por qué nuestro estilo de vida tiene que ser
consecuente con la prosperidad espiritual? Las siguientes son las razones de
ello:
Primero: La Ley Eterna
de la metafísica y de la teodicea, que nos manda amar las cosas ordenadamente
conforme su grado de perfeccionamiento espiritual, de tal manera que no debemos
preferir lo material a lo espiritual, ni lo efímero a lo eterno, ni lo cómodo y
placentero a lo virtuoso.
Segundo: Según la
sabiduría antigua, el único camino para acceder a la Unión Divina es el de la
evolución espiritual y el de trascender la personalidad egoísta, lo cual
implica liberarse de la materia y romper la adicción patológica con los deseos
y los apegos.
Tercero: Un ser humano
estancado en su personalidad egoísta (es decir, una persona cuyo estilo de vida
refleja un gran compromiso con la búsqueda de la prosperidad
material-personal), carece por definición de los méritos y del crecimiento espiritual
necesarios para trascender hacia la Unión Divina.
Cuarto: La suprema obligación
que Dios nos establece, es el perfeccionamiento de nuestra voluntad clarificada
y espiritual (que implica evolucionar). Y en este sentido, es fundamental tener
muy claro, que la prosperidad material nos impide hacerlo adecuadamente.
Quinto: Para aspirar al
logro de la Unión Divina, tenemos que cumplir fielmente con la Misión de la Fe
Trascendental, la cual nos exige trabajar ininterrumpidamente como instrumentos
de Dios para hacer el bien y como exterminadores de deseos. A partir del
anterior fundamento, es algo muy evidente que un estilo de vida comprometido
con la prosperidad material, tiene una dirección totalmente opuesta a la
dirección que requiere la vida de alguien que aspira a dicha Unión Divina.
Sexto: Cuanta mayor sea
tu ambición, y tus deseos, tus apegos y tus objetivos materiales-personales (o
bienes exteriores), menores serán tu disposición, tu motivación, tu interés y
tu compromiso para darle un giro radical a tu vida y comprometerte con la
búsqueda de la prosperidad y de la autorrealización espirituales.
Séptimo: Los apegos con
los bienes materiales-personales nublan el juicio del gran rebaño de ovejas
domesticadas y llevan a todas estas ovejas a la adicción crónica con el deseo y
a subestimar el logro de la Unión Divina.
Octavo: Toda aquella
persona que reconozca el carácter ilusorio, efímero y transitorio de los bienes
exteriores (o bienes imperfectos), reconocerá que la escogencia de la
prosperidad material es una pésima decisión, y que es un estilo de vida absurdo
e inútil para el logro del único bien eterno que es por supuesto, la Unión
Divina. Una persona que piense de esta manera, es una persona en camino a la
iluminación y a la comprensión de la gnosis de la espiritualidad ética.