ORACIONES DEL CRISTIANISMO MÍSTICO

domingo, 20 de marzo de 2011

La vida es como una balanza

En esta tercera entrega, voy a publicar un documento que de acuerdo a los gustos y opiniones, podría considerarse un poema, o un prosema o un antipoema. Lo cierto del caso, es que cuando me siento deprimido, me dan ganas de escribir sobre temas muy trascendentales, como la personalidad, como la muerte, como la descripción de nuestra humanidad tan mezquina, etc. Y me gusta cortar las líneas y tratar de lograr un lenguaje algo poético, aunque consciente de que lo que más me interesa, es transmitir un mensaje que sea entendido en una sola dirección. Aspiro a ser elocuente, a causar un impacto, a sacudir tu mente, a despertarte, a motivarte para iniciar o a fortalezer tu camino espiritual. El siguiente documento está muy relacionado con las dos anteriores publicaciones, y lo escribí antes de crear el concepto de equilibrista espiritual, por eso es que me refiero al ángulo llano o extendido (de 180 grados) que mantiene un equilibrio entre tu superación ascética-espiritual, y tu superación material-personal. Pero ambos sentidos figurados para un camino espiritual equilibrado son muy válidos y trascendetales, como deben ser la mayoría de las cosas en la vida de un equilibrista, sin por ello renunciar a una vida sencilla. Te presento mi poema o prosema LA BALANZA EN ÁNGULO LLANO O EXTENDIDO:


La balanza en ángulo llano

El alma de la vida es una balanza
que de acuerdo con la Ley Eterna,
debería estar siempre
en un virtuoso ángulo llano
de 180 grados,
con el perfeccionamiento espiritual
en un extremo, neutralizando
la fuerza que la superación material-personal
ejerce en el otro extremo
de la balanza,
logrando así el equilibrio necesario
para que una persona
sea alguien, en el mundo espiritual.
Pero en un mundo maniatado
por la religión de la propiedad privada
y por el principio imperativo
de consumir, de poseer, de ostentar,
de derrochar;
en un hábitat en el que las virtudes
se desperdician
por la infamia de la personalidad egoísta
de la humanidad,
que se engorda con los placeres y
los bienes exteriores,
la balanza mundial se encuentra
totalmente inclinada hacia el extremo
de la superación material-personal
y por lo tanto,
el yo inferior, el yo primitivo del hombre
es el gran líder y conductor
de un mundo tan mediocre en cuanto
a virtudes y tan rico
en vicios.

Si el Yo Superior de los humanos
ejerciera su liderazgo,
la balanza mundial se encontraría
en un admirable ángulo llano o extendido
(una línea recta)
y entonces,
la propiedad privada sería
meramente simbólica,
porque la dependencia con los bienes exteriores
no sería más que un signo
de atraso mental y espiritual.

Pero qué difícil vivir sin apegos
y sin motivos,
no más que con base en las ideas,
en la voz de tu yo interior
y en la comunión con tu Poder Superior particular,
si al mismo tiempo
te encuentras sordo
por el ruido de los mega escaparates
y de los agitados consumidores
de un mundo mercado excluyente,
que no es más que la cuna de la muerte.
No es ninguna casualidad
que el inframudo
(el de los apegos con los bienes exteriores)
sea el hogar de la muerte,
mientras que el mundo de las virtudes
y del humanismo,
sea la cuna de la eternidad.

Si el hombre se tomara la muerte
en serio,
no para claudicar,
sino para comprometerse
con el perfeccionamiento espiritual,
el ángulo de la balanza
exhibiría un admirable
paralelismo con el suelo de la tierra.
Pero en cambio desdeña su destino
mundano fatal
y se trastorna con los placeres y deseos viciosos,
mata y lucha por convicciones
corrompidas por su yo inferior
y traiciona su propia escencia,
su propia razón de ser,
porque el perfeccionamiento del Yo Superior
no tiene cabida
en su mundo, el de los apegos
y de la eficiente exclusión.

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